Luna llena en Escorpio: el cuerpo como umbral
Esta luna llena en Escorpio nos invita a mirar hacia adentro con una intensidad que incomoda, que remueve, que transforma.
No es una luna suave. Es una luna quirúrgica.
Que corta con precisión, que se mete en lo oculto, que busca la verdad bajo la piel.
Escorpio es el signo de la muerte simbólica, de lo que se descompone para renacer. Y en una luna llena — cuando la luz se intensifica y nada puede esconderse — la verdad del cuerpo también habla.
¿Qué estás sosteniendo en tu cuerpo que ya pesa demasiado?
¿Dónde duelen tus miedos?
¿En qué parte de vos vive la herida que aún no te animaste a nombrar?
Hay tensiones que no se resuelven con palabras, sino con temblores.
Hay memorias que el cuerpo guarda incluso cuando la mente las ha olvidado.
Hay un temblor sagrado que llega con esta luna para abrir esas puertas selladas.
Podés preguntarte:
¿Dónde siento que algo se está muriendo en mí?
¿Qué parte de mí pide ser transformada?
¿Y qué reacción tiene mi cuerpo cuando me acerco a esa verdad?
Esta luna puede traer sueños intensos, emociones viscerales, y una necesidad urgente de soltar viejos patrones.
Puede mostrarte lo que creías tener bajo control y recordarte que lo reprimido no desaparece: se aloja.
En las cervicales, en los ovarios, en el estómago, en la garganta.
El cuerpo no miente. El cuerpo habla con la voz de tus profundidades.
Tal vez esta luna te pida llorar. Gritar. Escribir. Respirar profundo.
O quedarte en silencio, escuchando la historia que cuenta tu dolor.
¿Podés abrazar tu sombra sin intentar cambiarla?
¿Podés sostener tu miedo sin silenciarlo?
¿Podés honrar lo que duele como parte del camino?
No estamos hechas solo de luz.
Esta luna nos recuerda que también somos oscuridad fértil.
Que en la herida hay una semilla. Que lo que duele también enseña.
Y que cuando el alma tiembla, el cuerpo puede ser un templo donde parir una nueva versión de nosotras.
Permitite mirar. Permitite sentir. Y sobre todo, permitite transformar.